Gareth Bale continúa sin hacerse con un papel protagonista en este Real Madrid. Volvió a ser suplente ante el Valencia y, en este segundo encuentro tras el regreso de la competición, ni siquiera se vistió de corto. La situación del galés es tal que llegó a mostrar gestos de resignación y pasividad en el banquillo del estadio Alfredo Di Stéfano de Valdebebas.
La baja de última hora de Isco por lesión parecía que podía abrirle la puerta del once inicial, pero Zidane apostó por Valverde. Ni siquiera la desastrosa primera mitad del equipo blanco hizo que el técnico pensara en el británico como una solución.
Es más, Benzema y Asensio encarrilaron el triunfo antes del cuarto de hora final y Zidane, que en la previa aseguró que mantiene una buena relación con Bale, no le dio ni los minutos de la basura. De hecho, Zizou sólo hizo dos cambios, algo llamativo cuando el cupo se ha ampliado hasta las cinco sustituciones.
La situación de Bale en el Madrid se vio reflejada en el comportamiento del futbolista mientras presenciaba el encuentro, con semblante serio, brazos cruzados y algún gesto de resignación.
El panorama no es alentador para él, aunque la acumulación de partidos y el cansancio de los más habituales puede darle alguna oportunidad para tratar de revertir la situación en el tramo final del campeonato.
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